"La vida es un grito a la lucha interior, a la superación personal, a vivir, a creer en sí mismo, a luchar sin rendirse jamás, el camino de la vida es diario y nada puede pararte, sempre avanti es el lema"

miércoles, 29 de octubre de 2008

ALPES 1-14 Septiembre de 2008

La semana anterior, fue una semana en la que por las tardes, todo eran preparativos para el viaje a Alpes, y el finde estuve en fiestas del pueblo de mis amigos, pequeñito pero que lo pasamos genial. Estuve de lo más formal, 3 o 4 cañas, y después naranjadas, así que muy bien.

Estaba de lo más contento ya que me esperaba un largo mes de vacaciones, del 1 al 14 a los Alpes, y del 14 al 29 aun no sabía lo que iba a hacer porque estaba apuntado a un voluntariado pero no tenía la plaza todavía confirmada.

Habían sido más de tres meses esperando que llegara ese día, tantas ilusiones, tantos sueños, tantos pensamientos perdidos…….un mes preparándolo todo, rutas, alojamientos, teleféricos, material, refugios… hay una frase que dice algo así que la ilusión se pierde cuando se consigue algo, no se, me gusta más la frase que dice que la felicidad es el camino no el objetivo, hay que hacer las cosas siendo feliz y para ser feliz. Nosotros íbamos a los Alpes cargados de ilusiones, sabiendo que lo podíamos pasar bien, pero también que lo podíamos pasar muy mal, pero si no íbamos, nunca lo hubiéramos llegado a saber, el caso es que lo íbamos a intentar.

Y por fin llegó el gran día, el lunes 1 de septiembre comenzaba la aventura o desventura según se mire. Salimos prontito por la mañana, nos esperaban más de 12 horas de coche atravesando Francia para llegar a los Alpes Franceses. Poco a poco, sin prisa pero sin pausa las horas transcurrieron una a una, y al final, nos metimos por un puerto de montaña que nos dejaba directamente en Ítalia, puerto precioso, pero al final un poco canso después de mil horas conduciendo, más vale que nos turnábamos que si no…….
Tras 14 horas, llegamos al camping de Valsavarenche, cerca del inicio de la subida a nuestro primer objetivo, el Grand Paradiso.

Nos hicimos la cena, y nos juntamos con una pareja de León Tomás y Enrique, iban a hacer nuestra misma ruta.

Al día siguiente, día 2, nos fuimos a Pont, y una vez hecha la mochila, ains lo que pesaba, empezamos a subir para arriba, a mitad de camino nos juntamos con los leoneses, y subimos un rato con ellos.

Tras hora y pico, llegamos al Refugio Vitorio Enmanuelle 2, era un refugio grande, y menuda suerte, era una habitación de 4 literas, y sólo dormimos 2, así ya se puede dormir!!!

La tarde la pasamos allí tirados, observando lo grandioso del lugar, con una vista a unos glaciares en unos montes unos km enfrente de donde estábamos, y con un coloso de 3600 y pico metros delante nuestra con su glaciar, que ya tenia una pinta genial.
Cenamos para las 7 con Enrique y Tomás, y quedamos en que subiríamos los 4 juntos al día siguiente al monte. El tiempo no era bueno, ya que estuvo un rato lloviendo y de tormenta, por lo que no estábamos tranquilos para el día siguiente.

Preparamos la mochila para el día siguiente, y pronto pronto nos fuimos a la cama, me costó, pero me dormí, mis pensamientos se perdían en la evocación del glaciar que me esperaba al día siguiente, grietas, nieve, mal tiempo, dolor de cabeza (mal de altura) ……..una emoción enorme se había apoderado de mi, la magia de la montaña………..

El 3 de septiembre, a las 4 de la mañana, nos levantamos, y a las 4 y media a desayunar. Para las 5:15 de la mañana, aun noche cerrada, comenzamos a andar siguiendo la estela de frontales de los que nos precedían, iluminando cada uno de nuestros pasos allí en el sendero pedregoso.
Poco a poco vamos ganando altura, y toda la gente se dirige hacia la morrena del glaciar, para así en vez de ir por el glaciar del paradiso, pasarnos al otro glaciar de al lado.
La luz del amanecer se abre paso sobre la noche, y empezamos a ver las siluetas de las montañas que nos rodean, estamos en un día de nubes y sol, en el que lo mismo puede llover que aguantar.

Pasamos por un paso de pequeña trepada seguimos avanzando, hasta llegar al punto clave, el punto donde comienza el glaciar. Allí nos paramos, y mientras reponemos fuerza comiendo, miramos todo el glaciar que nos espera, con la incertidumbre del tiempo que no está muy claro. Tras un buen rato de pensarlo, decidimos comenzar, nos ponemos los crampones, sacamos piolet, y las cuerdas. En ese momento tuve que cortar un esparadrapo que le había puesto al piolet para que no me jodiera la mochila, con tan mala fortuna que por coger mal la navaja, me pegué un corte en el dedo índice de mi mano derecha, que hizo que tuviera dicho dedo muy dolorido y sin fuerza durante el resto del día y de las 2 semanas posteriores, pero bueno, me puse esparadrapo en el dedo, el guante, y para arriba.

Íbamos 2 cordadas, mi amiga y yo, y Enrique y Tomás (Los de Leon), que más vale que nos enseñaron a encordarnos (GRACIAS).
El glaciar empezaba con pequeñas cuestas, hasta llegar a la primera de las 2 o tres grietas que había, cada una con su puente de hielo. Nunca hasta entonces había visto una grieta glaciar, y la verdad es que era impresionante, pasamos lo antes posible el peligro, y poco a poco con la cuesta cada vez más empinada, fuimos subiendo despacito, sin prisa pero sin pausa.

Una pequeña parada en el collado, y a por la cima. La gente ya bajaba, y se estaba empezando a nublar. Tras media hora en los últimos repechos, llegamos a la trepada final, donde dejamos la cuerda, y andamos el último tramo. En la cima había una Madonna (Vírgen), pero no pudimos llegar hasta ella porque habíamos dejado la cuerda más atrás, y hacía falta para pasar un paso aéreo que te precipitaba al vacío. Hacía viento y frío, y pensamos que por subir los últimos tres metros de desnivel, pues no merecía la pena volver a por la cuerda para decir he hecho cima, para mi era suficiente cima el quedarme a tres metros, además estaba todo nublado, no había visibilidad para ver el paisaje, y nos estaban esperando los de Leon, así que no hicimos ni pensarlo, vuelta abajo.
Nos volvimos a encordar donde nos esperaban Enrique y Tomás, y empezamos a bajar, no se veía nada, la niebla lo cubría todo, pero acababan de bajar unos, y seguimos su huella. Enseguida llegamos al collado, donde nos juntamos con ellos, y ya con un poco más de visibilidad, seguimos bajando por el mismo glaciar que la subida. Pasamos los puentes de hielo, midiendo siempre cada uno de los pasos que dábamos, y llegamos al lugar donde se acaba el glaciar, donde nos desencordamos, quitamos los crampones, y aparte de la foto, nos ponemos a comer algo.
Tras un buen ratico de relax, seguimos la bajada por los pedregales, hasta llegar al refugio donde nos quitamos las botas, descansamos un buen rato, comimos algo, y empezamos a bajar lo que nos quedaba hasta el coche.
Yo ya tenía los pies un poco doloridos porque tenía una ampolla en uno de ellos, así que me descolgué de mis tres compañeros y bajé a muy buen ritmo para llegar lo antes posible, además se puso a llover, ya parará, ya parará, pero al no parar, me paré a poner el cubremochilas y el abrigo, y como suele pasar, a los 10 minutos de pararme, pues para de llover.

Llegamos abajo, nos despedimos de Enrique y Tomás, lo habíamos pasado en grande juntos, desde luego que espero poder juntarme con ellos para poder hacer monte algún día, en algún lugar.

Así, mi amiga y yo, nos fuimos al tunel del Montblanc, y llegamos a Chamonix donde nos alojamos en un albergue, y descansamos de tan largo día.

Mientras bajaba del monte, me dio tiempo para reflexionar lo ocurrido durante el día, todo había salido bien, lo único que el tiempo no había sido todo lo bueno que queríamos, pero estaba muy contento por lo conseguido, las piernas habían respondido muy bien, no había tenido dolores de cabeza ni inapetencia ni nada por la altura, la compañía genial……….
La verdad, subir un cuatro mil, me había dejado unas sensaciones maravillosas, pero desde luego que son sensaciones similares a cuando me subo san Cristóbal, monte de 800m de altura al lado de Pamplona (Pamplona está a 400m), o a cuando me doy un paseo de tres horas y media por el Cañón del Río Lobos, desde luego que no es comparable ni la altura ni la preparación ni la exigencia, pero que lo verdaderamente importante, al menos para mi, es el disfrute de la naturaleza, las sensaciones viendo lo que te rodea, la grandiosidad de una montaña, de un cañón, de un simple paseo por el campo, aunque sea de trigales plantados por el hombre; para mi, somos parte de una naturaleza que nos rodea, que nos hace ser muy pequeñitos ante ella, pero grandes por poder tener la capacidad de poder contemplarla.



El día siguiente día 4, lo tomamos de relax y descanso, ampollas, mi dedo índice estaba hinchado y dolorido, agujetas, ufff. Así que nada, Oficina de turismo a ver qué se podía hacer, Casa de la montaña para ver la previsión del tiempo, y la tarde la pasamos tirados en las literas del albergue jugando a cartas.

El día 5, pillamos el bono de los teleféricos, y el primero que hicimos fue el teleférico del la Aiguilli de Midi. Coges el teleférico a 1000metros, a mitad de trayecto cambias a otro, que te sube al 3800 y alli pillas un ascensor hasta los 3842metros. Pasamos de jersey abajo, a arriba con guantes y goretex.

El paisaje era enorme, lo malo que el Montblanc estaba tapado por las nubes, pero si que se veía el Montblanc de Tacul, Gouter, el refugio de Cosmicos, la arista, montañeros trepando por la arista….etc. y allí estábamos mi amiga y yo rodeados de gente, todos con nuestra cámara de fotos, intentando plasmar en una pequeña imagen la enormidad que nos rodeaba.


En menos de 15 minutos estábamos abajo, comimos, y fuimos al tren de la mar de glace. Este tren, te sube a dos mil metros y poco, pero te deja al lado de la mar de glace, un glaciar de unos cuantos km, que desde arriba se veía como que no había glaciar, pero que una vez bajamos hasta un mirador más abajo, se observaba la profundidad del glaciar y que lo que nos parecía piedra, era glaciar con piedras encima del hielo. Vi a varios montañeros bajar del glaciar con sus mochilas, cuerdas….. y a una pequeña parte de mi, le hubiera gustado ser uno de ellos, pero cada cosa en su momento, así es la vida.

Por la tarde, nos fuimos a ver una garganta en plan paseo de hora y poco ida y vuelta, y super a gustico.

El día 6 mismo de lo mismo, nos pasamos el día subiendo a los teleféricos, por la mañana pillamos uno a un glaciar a 3200metros, y otro que está en la otra vertiente del valle con vistas al macizo del montblanc, pero seguía cubierto y no pudimos ver nada.. Al mediodía fuimos al que sube al nido del águila, pero sin llegar, nos dimos la vuelta otra vez, porque se había nublado y había empezado a llover. La tarde nos fuimos a tomar algo a Chamonix, y descorazonados nos fuimos a dormir.

El domingo 7 fuimos a la casa de la montaña a ver el tiempo, y hasta el jueves 11 no daban buen tiempo, así que nos fuimos el mismo domingo por la mañana a hacer una vía ferrata. La vía ferrata era de unas 3 horas, y estaba muy bien, al menos nos quitábamos un poco el mono de la montaña. Trepe, destrepe, lo pasé superbien, pero mirando de reojo al cielo, ya que estaba la cosa de llover, pero tuvimos suerte en algo, y no nos llovió nada de nada.
Por la noche la rutina de siempre, prepararnos la cena en el albergue y ponernos buenos de cenar. Esa noche conocimos en el albergue a Alex, creo que se llamaba, un Canario que acababa de llegar de Las Palmas, y que se pensaba hacer el Grand Paradiso, y después el Montblanc, estuvimos hablando con él mucho rato, lo pasamos en grande, nos contó muchas historias de montes, y entre historia e historia, nos fuimos a dormir.

El lunes 8, nos salió un día estupendo, después de tanto día de mal tiempo, pues se agradecía un poco de sol. Pasamos la mañana de paseo por Chamonix, en plan relax, ya que queríamos hablar con el guía de nuestro amigo Canario, para ver qué opinaba él de subir al refugio de Gouter sin reserva. El tiempo que nos daba la casa de la montaña, era malo hasta el jueves, así que si subíamos al Montblanc, sería ese día. Finalmente, lo que decidimos fue que de intentarlo, lo haríamos desde el refugio de Tete Rousse que está 2 horas antes que el de Gouter, era una paliza, pero al menos era intentarlo. Ese día fue una especie de punto de inflexión, ya que después de 4 días haciendo turismo y siempre haciendo mal tiempo pues estábamos ya cansados de no hacer nada, así que nos fuimos de Chamonix a la zona de La Grand Bonard. Dorminos en un pequeño hotel en un pueblo para esquiadores en invierno. Un rato de tele que no entendía nada de nada de francés, y a dormir.

Al día siguiente nos fuimos a hacer la ferrata de la grand bonard, de casi 600m de desnivel, y que acaba a 2000m de desnivel, y según el cartel, unas 6 horas entre llegar, hacer la vía ferrata, y bajar hasta el coche otra vez. Empezamos a eso de las 10, es una ferrata muy guapa, con sus puentes, siergas, etc… una vez acabada la vía ferrata, pues almorzamos e iniciamos la bajada que parecía que era larga, y era muy empinada. Asi q una hora después, llegamos al coche, comimos, y ya veíamos que se iba a poner a llover otra vez, así que dejamos la ferrata que pensábamos hacer por la tarde de lado, y nos fuimos a Annecy a dormir. Buscamos lo primero el albergue juvenil, y una vez ubicados, fuimos a buscar un hiper para comprar cena y comida para el día siguiente, fue curioso, pero allí la conciencia de las bolsas de plástico ha llegado, y en el carrefour al que fuimos, no tenían bolsas de plástico, la gente se llevaba sus propias barquillas de plástico, o bolsas de casa para llevarse la compra a casa.

El miércoles 10 era el día D porque ese día volvíamos a Chamonix a la casa de la montaña a que nos confirmaran el tiempo, si iba a ser bueno o no para el jueves, y así subir hasta el refugio de Tette Rousse, para a la madrugada del día siguiente intentar el Montblanc. El plan era subir a media mañana, comer en el refugio, y estar tranquilos allí, cenar a las 6 de la tarde, y a la cama. A las 11 o 12 de la noche empezar a subir, para hacer “cima” a las 8 de la mañana, para bajar otra vez al refugio. Ese era el plan inicial, un sueño que llevaba esperando desde unos meses antes, sueño que se vio truncado en la casa de la montaña (es una oficina con mapas de la zona, rutas, montes, y donde te dan la información del tiempo prevista para el día siguiente, siendo bastante exactos) ya que nos dijeron que para el jueves iba a hacer mal tiempo, y el fin de semana también, así que ya resignados, tal como llevábamos ya un montón de días, pues nos fuimos a la zona de los Encrins, otra zona de los alpes más al sur de donde estábamos. Carretera y manta, tras 4 horas largas, llegamos a un pequeño pueblo al lado de los Encrines, zona montañosa también con cuatromiles, glaciares perpetuos, y mucho menos conocida que la zona del montblanc, pero no por ello menos majestuosa. Es una zona sin teleféricos, sin tanto hotel, ni tanta gente, y era muy bonita, lo malo que vimos poco, ya que llegamos al anochecer. Dormimos en un albergue superbonito y tranquilo, pensando en si al día siguiente podríamos hacer algo de monte.

El jueves 11 nos levantamos y como estaba el tiempo medio revuelto pues nos fuimos a la oficina de turismo para que nos dieran información de vías ferratas, había 2, una de 6 horas, y otra de hora y media, pero viendo como estaba el tiempo, hicimos la de hora y media, y al acabarla, pues empezó a llover, y como las previsiones que nos dieron en la oficina de turismo eran malas, pues cogimos el coche, y nos bajamos a la zona de Marsella, en la costa sur francesa.
Llegamos allí, pero como era supergrande, iba a ser difícil buscar el albergue de juventud, así que nos bajamos por la costa a Arles, ciudad más pequeña. Cena, y al albergue a dormir.

El viernes 12 desayunamos, y nos fuimos a hacer turismo un ratico por la ciudad, tenía un teatro romano, así tipo al de Mérida, y también un anfiteatro, pero en el último no entramos porque había por la tarde corrida de toros, y lo tenían cerrado al público. Me sorprendió el culto al toreo, a los toros y toreros que había en esa ciudad, había hasta tiendas con souvenirs de toreros, de toros…………….. dimos un paseo por la ciudad, y nos fuimos ya dirección pirineos, ya que decidimos ir el sábado al monte Vignemale a ver si teníamos mejor suerte. Nos pegamos toda la tarde de coche por las autopistas del sur de Francia hasta llegar a Lourdes, donde nos subimos dirección Pont de Espagne, y un pueblo antes, buscamos una pensión para dormir, y tras cenar, pues a la cama, aunque con pocas esperanzas de hacer monte porque estaba venga llover.

El día 13 nos levantamos, y estaba lloviendo, por lo que totalmente resignados pues nos volvimos ya hacia casa, y como pasamos por Donosti, pues nos paramos a comer de pintxos, paseo por la playa de la zurriola, y vuelta para casa, al menos para salir con la cuadrilla por la noche.
Estas fueron mis vacaciones de los alpes que se pueden resumir en lo siguiente:
SUEÑOS………….: Después de más de 4 meses pensando en el Montblanc, en los Alpes, después de 2 meses de preparativos, tanto de ponerse en forma, como de mentalización, material comprado, ilusiones hechas, tropecientas horas en coche para llegar hasta allí, y después de hacer un monte y aclimatar guay, nos dicen que va a hacer mal tiempo y que no recomiendan subir!!!!!!! La verdad es que cuando estás en Pamplona sabes que puede hacer mal tiempo, pero no piensas en ello, pero una vez allí, cuando te lo dicen, cuesta hacerse a la idea de que es verdad, que no se puede subir.

Para mí, el sueño es estar allí, intentarlo, ver que hace mal tiempo y que no se puede subir, para mí, eso es el sueño.
Siempre lo he dicho, la cima es el objetivo, si, pero el objetivo es el camino, tanto la ida como el regreso; si, el sueño es conseguir algo, tal vez, pero para mi, el sueño es intentarlo. El objetivo de la vida es ser feliz, pero como dicen, ser feliz viviendola.

El estar ahora, mes y medio después de aquellos días recordandolos, me hace pensar en mis sueños de subir al Montblanc, sueños rotos, sueños frustrados por el mal tiempo, pero sueños intentados, y, es aquí, sentado delante del ordenador escribiendo este relato, cuando me doy cuenta de que no se pudo hacer nada más de lo que hicimos, el monte va a estar allí siempre, y habrá otras oportunidades de volver, y si no las hay, pues habrá otros montes por subir, (sea en Alpes, en Pirineos, en Pamplona o en el pinar de Lerín), otras caminatas por hacer, otros lugares por descubrir, otros paseos que dar, otras gentes por conocer, otras personas con quien charlar ........... ..............otros sueños por los que luchar.

Dani 29-10-2008

jueves, 2 de octubre de 2008

Monte Perdido 23-24 Agosto 08

Me fui con un amigo el sábado por la mañana a Torla, allí cogimos el Autobús que nos llevó hasta la pradera de Ordesa, parecíamos casi bichos raros con nuestras mochilas entre tanto turista, es lo que tienen estos sitios, la última vez que fui a la cola de caballo 11 meses antes, yo era el turista y miraba con envidia sana a los montañeros, así que esta vez me tocaba a mi ser montañero, ya tenía ganas!!!!

Una vez allí, almorzamos, cogimos agua, y para arriba. Fuimos por la ruta normal hasta la Cola de Caballo, el camino estaba lleno de gente paseando, y la Cola de Caballo, tan bonita como siempre, nos estaba esperando para decirnos adios, ya que continuábamos nuestro camino para arriba.

Subimos por las clavijas de carriata, y en un buen rato, nos plantamos en el refugio de Góriz.

La zona tan bonita como siempre, con el Monte Perdido como telón de fondo, con el cilindro y el casco allí observándonos, y como todavía era pronto, pues comimos y nos fuimos a dar un pequeño paseo. El día era espectacular, hacía solete, y buena temperatura por lo que nos tiramos en la hierba observando la grandiosidad del lugar. Hay días en los que se agradece poder estar en un sitio así, sin ruidos, sin casi gente, en plena naturaleza……………….
Volvimos al refugio, y nos duchamos, ufff, hay agua templada, agua fría, agua muy pero que muy fría, y el agua con la que nos duchamos estaba helada, arrrrrggg eso si, te quedabas como nuevo, esa agua salía del fondo de la montaña, pero bueno, como hacía buena temperatura, pues se podía duchar uno; es lo que tiene ir a un refugio de montaña, los hay con agua caliente y sin agua caliente, y este no la tenía.

Cenamos con gente de todas las partes, unos haciendo la GR que pasa por allí, otros haciendo monte,rutas, etc.

Al día siguiente, buena madrugada después de un buen sueño, desayuno, y para arriba.

La ruta es evidente, se sube siguiendo el reguero de gente para arriba, y aun no había salido mucha gente todavía. Poco a poco fuimos cogiendo altura, hasta llegar a la ciudad de piedra, lugar mágico, lleno de enormes piedras desprendidas que dan nombre al lugar. Entre piedra y piedra, subíamos para arriba, hicimos una pequeña parada de 5 minutos a comer el plátano de turno, y para arriba.

Enseguida llegamos al lago helado, que a estas alturas de año no estaba helado, pero que se notaba que lo había estado hasta muy poco tiempo antes, y desde allí ya se veía la subida final, la escupidera. Tenía nieve, pero se veía que se podía subir sin llegar a pisarla, así que tras 5 minutos comiendo chocolate, pues para arriba.

Tipi tapa, tipi tapa, y en menos de 45 minutos llegamos a la cima del Monte Perdido, menuda suerte, se estaba bién, no hacía frío, y las vistas eran espectaculares, el día era bueno, de sol, sin nubes.

Se veía todo bien, Lagos, montañas, valles, algún refugio, era grandioso, la verdad es que cuando una montaña te deja subir y te recompensa con las vistas que tiene, la alegría al llegar arriba aumenta y te sientes como con una pequeña fortuna al poder contemplar lo que te rodea, ¡¡¡¡GRACIAS!!!!

Cuando llegamos apenas estábamos unas 6 personas en la cima, y poco a poco fue llegando gente, llegaron los de Toledo, los vizcainos (Gracias por los frutos secos), etc. Y tras 45 minutos en la cima y un pequeño almuerzo, pues para abajo, la bajada la hicimos muy bien, no estábamos muy cansados, y llevábamos buen ritmo. Nos tuvimos que parar para ponernos crema de sol porque si no, nos íbamos a quemar, mi amigo se rió de mi todo lo que quiso ya que sin querer puse mi cara blanca por la crema, y entre tonterías, pues para abajo.

No paramos hasta el refugio, y una vez allí comimos algo más consistente. Cogimos el saco de dormir, la ropa que teníamos de más, y para abajo. Allí mismo, nos juntamos con los de Toledo, y bajamos con ellos. Nuestra idea era la de bajar por el mismo sitio, y depende del cuerpo y la hora, hacernos la Ferrata de Torla; pero bajando con ellos, decidimos bajar por la Senda de los Cazadores, que decían que tiene una gran vista.

El camino es espectacular, y cogiéndolo desde donde nosotros lo cogimos, pues es prácticamente llano subiendo un poquito pero muy poco a poco. La verdad que mereció la pena, las vistas del valle eran hermosas, se veía el fondo del valle de un modo espectacular, y cuando tras un buen rato se pudo ver el Taillón, y la Brecha de Rolando, pues la cosa ya fue enorme. Realmente parece que le han dado al monte un tajo con una espada, es enorme, y poder contemplarlo desde la lejanía era inmenso. En ese momento me acordé de cuando 10 meses antes, estuve en el medio mismo de la Brecha de Rolando, lugar impresionante donde la grandiosidad de la montaña hace que te sientas muy pero que muy pequeño.

Siguiendo el camino se llega a un mirador, donde se ve toda la pradera de Ordesa, allí tomamos algo de chocolate, agua, que hacía calor, y ya de ahí, hacia abajo donde nos esperaban 800 metros de bajada por medio del bosque hasta llegar a la pradera. Lo pasamos muy bien, ya que íbamos nosotros dos, junto con los de Toledo.
Una vez abajo las jarras de cerveza con limón no faltaron, y tras eso, pues a por el autobús hasta Torla, y 2 horas y media de coche hasta casica.
Fue un fin de semana genial, todo salió bien, el tiempo, la caminata, la compañía, etc etc etc.