"La vida es un grito a la lucha interior, a la superación personal, a vivir, a creer en sí mismo, a luchar sin rendirse jamás, el camino de la vida es diario y nada puede pararte, sempre avanti es el lema"

lunes, 26 de septiembre de 2011

Yo, Me, Mi, Conmigo mismo

Todo empezó el viernes por la noche, cuando dando una vuelta con un amigo, decidí que al día siguiente iría al monte.....solo...

Me levanté tarde, me preparé la mochila, y me fui al pueblo, (de allí subía al parking donde dejar el coche), donde no paraba de llover, llover y llover, aquello era un mar de lágrimas, me compré un poncho, y fui al Parking, 8km más arriba donde no es que no parara, sino que llovía aun más fuerte.

Tras plantearme diferentes alternativas, volverme a pamplona, dormir en el coche y hacer el monte al día siguiente de tirón, ir a otra zona........... a eso de las 17:50 pasó de llover fuerte a un chirimiri que apenas mojaba, por lo que acabé de preparar la mochila y con la incertidumbre de llegar al refugio de noche, pues comencé a caminar, si no encontraba pues ya plantaría la tienda donde fuera.

Caminaba parecido al estilo marcha nórdica, ayudándome en cada zancada con los brazos, siempre acompasando brazo y pierna contrarias. No parecía que anduviera, parecía que volaba, la mochila que llevaba, no parecía llevar el saco gordo, esterilla, tienda de campaña, goretex, cortavientos, jersey, agua, comida para dia y medio, no sentía el peso de la mochila, eran tantas las ganas que tenía de subir lo más rápido posible sin que se me hiciera de noche, que ni sentía ni padecía... era superior a mis fuerzas.

En menos que canta un gallo me planté una cascada espectacular, y sin un momento de descanso, subí por las clavijas, con cuidado por estar resbaladizas, y encaré el tramo final hasta el refugio al que llegué con las últimas luces del día.

Planté la tienda, y fui al refugio donde me tomé un merecido refresco. Me fui a la tienda a cenar. Mientras cenaba, el buen tiempo iba llegando, y lo que un rato antes había sido un pequeño chirimiri llegando al refugio, pasó a ser un cielo estrellado en todo su esplendor, sin ninguna luz que perturbara su brillo. Después fui al refugio de nuevo a tomarme un colacao y a leer un rato. Estuve hablando un ratico con una de las chicas del refugio, una maravillosa persona, y a dormir. .

Estuve un rato mirando la inmensidad del cielo estrellado, de lo que me rodeaba, las siluetas de los montes.... y me metí a la soledad de la tienda de campaña a dormir...
El descanso no fue todo lo bueno que debería de haber sido, ya que desde la hora de la cena me había empezado a doler la rodilla izquierda, y me desperté varias veces.

Me levanté, desayuné, cogí agua, recogí la tienda...y con menos peso, empecé a caminar a ver si la rodilla en caliente me dolía menos, poco a poco, subiendo las primeras cuestas, fui calentando y cada vez me dolía menos.

Llegué al punto en donde se puede subir por otra ruta, así que decidí ir por ahí, aun sabiendo lo exigente y la soledad de la ruta. Es una vía más directa.

Empecé con las primeras rampas, para llegar a una primera chimenea bastante vertical pero con muy buenos agarres. Tras superarla fui subiendo hasta llegar a un pequeño resalte de metro y pico de altura pero estaba mojado y con hielo, y casi no lo paso... después fui subiendo las lomas a buen ritmo, siguiendo los hitos, hasta llegar a un plató grande, con un monte a la izquierda, monte que decidí subir.

Una vez llegado arriba del primer monte, vi en toda su expresión todo lo que me quedaba hasta la cima, dos chimeneas, lomas, y la pala final con nieve recién caída. Decidido a subir ya hasta arriba,(había una pequeña bajada antes de subir de nuevo), busqué el mejor modo de bajar ese monte, y encaré las primeras rampas, cada vez era menos lo que me separaba de la cima. Miraba de vez en cuando a mi alrededor, para ver la altura de los montes, para ver a qué altura estaba yo, y veía que cada vez estaba más y más alto...

Llegué a la última chimenea, que pasé con gran delicadeza ya que estaba muy húmeda y con algo de hielo, y tras eso encaré a paso lento las últimas rampas pisando nieve y esperando que ya no quedara nada para la cima. Paso a paso fui avanzando, hasta ver la gente que se agolpaba en la cima que había subido por la ruta normal.

Me hice unas fotos, y ya más relajado tras una subida con mucha concentración, me hidraté, comí, me senté, me maravillé una vez más al ver lo que me rodeaba, ya que la última vez que había estado, unos meses atrás, hacía mal tiempo y no se veía nada.

Comencé a bajar, el primer tramo estaba delicado por la nieve, pero enseguida se ponía bien, y nada, bajar hasta el lago, para tras unas fotos, empezar a bajar hasta la ciudad, ciudad de piedra....sitio maravilloso que había pasado en invierno, por encima de la nieve, pero ahora sin nieve, había que buscar el camino entre los enormes bloques de piedra, edificios de piedra, testigos mudos del pasar del tiempo, del pasar de los animales, humanos, sarrios, aves......

En poco tiempo bajé al refugio, donde paré a comer y beber, cogí la tienda saco y esterilla y comencé a bajar hasta el coche, pasando por las clavijas, la cascada, y el largo camino hasta el parking...donde llegué, y tras recoger todo, cambiarme, estirar, me fui a sentarme a la hierba para comer un poco e hidratarme bien.

Emprendí el camino de regreso, y paré en las termas para darme un baño de agua caliente. Tras un buen rato de merecida relajación, me volví a casa tras día y medio lleno de emociones.

Había sido un fin de semana magnífico, en soledad, un monte maravilloso, buscando la ruta, siendo yo mismo quien tenía que decidir dónde, cómo y cuándo, con las dudas, temores, de un sitio desconocido ¿Iré por el buen camino?

Llevaba muchísimo tiempo sin ir solo al monte, siempre iba con gente, y lo pasaba y espero pasarlo genial con mis amigos/as, pero me apetecía, aunque sólo fuera por una sola vez, ir sólo al monte, asumiendo y aceptando los riesgos de hacerlo solo, sabiendo tomar decisiones, dar la vuelta si hace falta, siendo consciente de mí mismo, de lo que me rodea, sintiendo, pensando, dudas, temores, alegrías, mucha cabeza, mucho sentimiento y mucho corazón.

Eso sí, al monte, a pesar de todo, ante todo y sobre todo, hay que ir acompañado.

viernes, 16 de septiembre de 2011

Caminaba

Caminaba por el monte, en un recóndito lugar en los pirineos, un mar de piedras bajo mis pies, un mar de nubes en el horizonte de los valles franceses.

Caminaba despacio, paso a paso, mirando donde darlo, ya que un paso en falso, un resbalón, podía significar una caída nada agradable, una mirada, un segundo, un fugaz instante bastaba para decidir la mejor elección de dónde apoyar el pie, el izquierdo, el derecho, un paso pequeño, un paso pequeño, sobre la montaña grande.

El miedo a una caída atroz, frente a otro paso más, concentración, instantes donde sólo estábamos la montaña y yo, momentos en los que estaba unido a la montaña en un baile de pasos, en un baile de piedras.

En aquel instante, para mí, no existía nada más en la vida, que la siguiente mirada, la siguiente pisada sobre la que ponía el peso de mi cuerpo, el anhelo de que la piedra sobre la que descansa mi pie durante un efímero instante, no se mueviera, de que dar un paso más, más más....

Me maravillaba con lo que veía, un paso una mirada, otro paso otra mirada...,


Miradas de montes,
alegría en las almas,
fuego en los corazones
montañas sagradas.




Quiero subir, quiero bajar
y entre tantos pasos,
y entre tanta belleza,
ví un mundo de nubes,
vi un mundo de piedras,
brillo en el cielo
luz en la tierra.

jueves, 8 de septiembre de 2011

Nueva Frase

"Bienaventurados los que no tienen nada que decir y resisten la tentación de decirlo" James Russell Lowell

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Allí

Y allí en un lugar sin tele
subí por los senderos
buscando ir más allá
Muy cerca del cielo
Muy lejos del mar.


Y allí en la nieve blanca
Podía mirar adelante
Podía mirar atrás
Y allí en un monte grande
No había guerras, sino paz