"La vida es un grito a la lucha interior, a la superación personal, a vivir, a creer en sí mismo, a luchar sin rendirse jamás, el camino de la vida es diario y nada puede pararte, sempre avanti es el lema"

domingo, 28 de diciembre de 2014

Vuelta a escribir....... Monte

Vuelvo a escribir........

Era un día como otro cualquiera, la ciudad estaba a 6 grados, lloviendo, era por la tarde, estaba aburrido, sin nada que hacer, así que decidí irme a la montaña, aun sabiendo que quedaba una sola hora para anochecer.

Era un monte al lado de la ciudad, que desde que se aparca hasta la cima hay 40 minutos, y vuelta, por lo que sabía que la vuelta iba a hacerla de noche con la dificultad añadida de la fuerte lluvia.

Iba a subir por un camino que está muy marcado, y por el que había subido muchas veces, pero de día, de noche, la cosa cambia. Los nervios previos a llegar eran fuertes, la incertidumbre de si iba a poder hacerlo, las dudas acechaban mi mente, pero por encima de todo, yo sabía que lo iba a intentar....

Así que manos a la obra, me puse mis zapatillas con membrana impermeable, mi chaqueta impermeable, cogí el frontal, pilas de recambio, mochila, jersey de recambio, agua, móvil, gps y manta térmica, cogí el coche, y fui al inicio de la ruta.

Comencé a caminar ya con las últimas luces del día, bajo una fuerte lluvia, el anochecer se había adelantado por el cielo nublado, las hojas de los árboles goteaban brillando bajo la incesante lluvia que caía.

Las primeras rampas de tierra estaban muy resbaladizas, pero con cuidado pasé el barro hasta llegar a sendero firme. Seguía subiendo bajo la lluvia, el sendero no tenía pérdida, pero empezaba a no ver más allá de unos pocos pasos.... Las sombras del  bosque me iban rodeando.

Iba mirando al suelo, pisar bien era muy importante para no resbalarme, subía y subía mientras bajo mis pies, corrían riachuelos de agua, nunca había visto el camino así.

Llegué a un punto, en que el camino se estrechaba mucho, y bajaba un riachuelo aun mayor que lo que había pasado, estaba medio mojado, noche cerrada, tuve momentos de duda, de darme la vuelta, pero no sé muy bien por qué, decidí seguir, sabía que salía de allí, y a una mala, había una carretera muy cerca por la que poder bajar.

Así que entre lluvia, barro, piedras, hojas mojadas, llegué a la cima, donde estaba el parking de coches, otrora lleno de gente observando el paisaje, pero en ese momento vacío, testigo mudo de mi presencia.

Ya era noche cerrada, así que encendí la linterna, comprobé que el GPS marcaba bien, y hacia abajo.

La bajada fue más sencilla que la subida, la lluvia había dejado de ser tan fuerte como lo había sido durante la subida, y había pasado a ser un leve chirimiri.

La soledad me había acompañado todo el camino, el silencio, roto por el ruido de las gotas de agua cayendo sobre las hojas de los árboles, mi pensamiento vagando en la inmensidad de la oscuridad que me rodeaba. Me paré un instante, apagué la luz de la linterna y me quedé quieto, mirando sin ver, escuchando sin oir.... encendí la linterna, y seguí caminando hacia abajo.

Llegué abajo, en una hora y cuarto desde que había dejado el coche, estaba mojado, mis pies estaban goteando agua, pero en el coche me esperaba ropa seca con la que aplacar la humedad y el frío de mis pies.

Había sido una tarde-noche preciosa de monte, lo había intentado.....


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