Intenté dormir, cosa que conseguí a ratos, hacía mucho tiempo que no dormía en una cabaña, sobre la esterilla en el duro suelo, y me costó mucho dormir peleando con mis miedos, mis inquietudes. Al amanecer ya me había despertado y escuché un sonido muy fuerte afuera de la cabaña, el graznido de un pájaro, estaba muy cerca, qué susto me dio........ abrí la puerta y allí estaba, en el porche, picoteando en el suelo, me vio y se fue volando....
Desayuné y me fui con el coche a la Piedra de San Martín.
No las tenía todas conmigo ya que había niebla que rodeaba todo, hasta que tras desayunar, se levantó.
Comencé a caminar, sin prisa, mirando el paisaje, haciendo fotos, respirando Karst, respirando Pirineos, naturaleza en estado puro.... el día era azul, sin frío, precioso.
Poco a poco me iba acercando al monte, imponente, paso a paso, caminando por la zona Karstica, empapándome de ese paisaje que tanto tiempo llevaba sin ver.......
Había subido al Anie en Invierno, en Verano, en Primavera.... una vez nos pilló la niebla cuando estábamos en la cima, y tuvimos que volver con grandísimo cuidado para no perdernos....
Un pico al que quería volver, y ese era el día.
Las sensaciones no eran demasiado buenas, no iba cómodo, pero conforme me acercaba la cosa fue cambiando, hasta encarar la pala final que subí a buen ritmo.
Llegué a la cima, una vez más.... emocionado como siempre, mirando a mi alrededor, un lado con niebla, mientras que el otro lado azul. El mar de nubes era increible, algodón blanco precioso bajo un cielo azul espléndido.
Tras un buen rato en la cima, vuelta atrás.
Volví por el mismo sitio por donde había ido, disfrutando del paisaje, las rocas, las flores, el cielo....maravilloso.....
Pasé al lado del pico Arlas, al que subí, y de vuelta al coche.
Había sido un día precioso, dos pedazos de montañas
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