Un día cualquiera, me levanto de la cama, desayuno, y me voy a trabajar.
Un día cualquiera, me dejo llevar por la monotonía de lo cotidiano.
Un día cualquiera hago cosas diferentes con las que disfruto enormemente, como por ejemplo hoy.
Acabé de comer y me fui de paseo ya que hacía un día de sol, pero no de calor agobiante, y después de varios días
de tanto calor, se agradecía el solete.
Así que me he cogido el coche, y en media hora estaba en la base del monte, qué fácilmente se desconecta de la ciudad,
pensé al llegar. Me preparé, llené la botella de agua, y para arriba.
Las primeras cuestas son fuertes, por lo que cuesta empezar, lo bueno que discurren entre bosque por lo que se estaba
estupendamente hasta que salí del bosque y empezó la cuesta buena, en la que armado de paciencia y poco a poco para
arriba hasta que dejé atrás las rampas más duras y llegué a las campas que en un cuarto de hora me han llevado a la cima.
El sitio es impresionante, algún buitre planeando por allá, unos cuervos cotilleando por aquí como diciendo, ¿Qué hace
este aquí?, el cielo azul…y al fondo la ermita, rodeada de caballos, y al lado…..la cima.
En hora y media he pasado de la ciudad contaminada y llena de hormigón, a la naturaleza en su estado más puro, todo un lujo,
al menos para mí.
Me he tomado casi un litro de agua de trago, bolsa de frutos secos para la bajada, y para abajo.
Total, que un día cualquiera, me he subido un monte bien bonito, a pesar de que lo he subido un montonazo de veces,
pero que no me aburro de subir, ya que cada día es diferente.
Todo esto…………. Un día cualquiera
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